SUPERSONIC MAN 1979En el pasado Salón del Tebeo de Madrid (Expocómic) pudimos visionar la película de Supersonic Man. Incluso para los que en la época éramos unos niños, en su momento resultó bastante descarado que se trataba de un intento de unos listillos (españoles, por supuesto) de intentar beneficiarse del tremendo éxito de Superman The Movie. Pocos llegamos a verla, pero no olvidamos el despliegue publicitario, con anuncios en televisión tanto de la película como de los cómics del personaje. En resumen, podemos decir que es una película para reírse mucho. No es que sea mala, es ridícula. Quizá en 1979 podía resultar visible. Hoy día, da risa. No hay muchos disimulos en la copia a Superman. Como se puede ver en las fotos, los colores del uniforme son iguales, pero invertidos. El traje rojo y la capa azul. Incluso el símbolo del pecho tiene una forma parecida a la de la S de Superman. La capucha a modo de máscara, con unos pequeños cuernecitos, recordaba un poco a la del Batman de la serie televisiva.
También es un extraterrestre. Una especie de agente secreto interestelar que viaja a un planeta cada vez que se detecta una amenaza importante. Tiene personalidad secreta, por supuesto. De entrada es algo totalmente absurdo. Si sólo acude a un planeta de forma provisional, únicamente el tiempo necesario para conjurar un peligro, ¿para qué narices necesita identidad secreta? El superhéroe y su alter-ego son interpretados por dos actores distintos. Es un detective privado esmirriado con bigote que se transforma de una forma similar a la del Comando G. Pulsa un botón de su reloj y dice "que la fuerza de las galaxias sea conmigo”. Queda un tanto patético. Al convertirse en Supersonic salta a la vista que es otro actor, primero, porque desaparece el bigote, y segundo, porque es un tipo muy, muy musculoso. Más que Cristopher Reeve. También cambia su voz. La amenaza a la que se enfrenta es el jefe de una especie de organización secreta que busca dominar el mundo, como en algunas de las películas de James Bond. El malísimo líder secuestra a un eminente científico, de cuya sobrina, Supersonic se enamora. Sorprende lo torpe y tonto que es este héroe. Varias veces los esbirros intentan secuestrar también a la chica o matar a su personalidad secreta de detective, pero deja escapar a los malos, no se le ocurre algo tan elemental como seguirles a su guarida para detener al jefe y rescatar al pariente de la chica. Si fuera Superman, la película no habría durado ni media hora. La copia más descarada a Superman son algunos minutos de escenas de vuelo gratuitas. Los efectos son más o menos aceptables, aunque el tipo no sabe moverse con la naturalidad de Reeve. Lo más gracioso del tema es que estas escenas también tienen lugar sobre Nueva York. En todo momento se pretende que la acción transcurre en Estados Unidos. Pero la presencia de secundarios españoles bien conocidos deshace el montaje. Al final de la película, renuncia a sus poderes y a volver al espacio por el amor a la chica. Se deshace de su reloj y se supone que no volverá nunca a ser Supersonic. Por cierto, en ningún momento él o el resto de personajes le llaman Supersonic Man, únicamente Supersonic a secas. Capítulo aparte merecen los cómics de Editorial Valenciana, de la serie “Colosos del Cómic”. Si alguien piensa comprarse alguno por curiosidad, en cuanto lo hojea y ve los horrendos dibujos, se le quitan las ganas. Parecen hechos por un niño de 10 años, son muy deficientes. En los primeros se contaba la historia de la película, y en los siguientes se narraban nuevas aventuras. Por increíble que pueda parecer, duró más números que los 12 que se publicaron de Superman. Para finalizar, queremos reproducir la descripción de la película que se da en el folleto de Expocómic: “Pachorra divertidísima para aprovecharse del éxito de Superman". Una definición bastante acertada. Nacho Jordán
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